Y DICEN QUE TENGO EL CORAZÓN GRANDE

Me he despertado esta mañana con la misma pereza de siempre y maldiciendo al perro del vecino por sus decibelicos ladridos.
le he dado una patada al gato por ese constante acoso a mis pies que le sirven para acariciarse y que le dan un poco de calor.
Me he negado a dar una limosna a mas de un vagabundo, que se niega a trabajar porque es mas fácil pedir que ganarse el pan.
y he odiado la navidad y sus regalos por considerarlos solo cosa de la mercadotecnia, nada importante.
Y sin embargo, ¡dicen que tengo el corazón grande!

He visto con pasión grandes faenas que antaño creía que era arte y celebraba la muerte de un buen toro.
en la fugaz niñez cazaba mariposas a palos solo para verlas perecer y
mataba hormigas con una lupa por simple ociosidad infantil.
A los pocos amigos podía dejarlos fuera de mis preocupaciones y me sentía libre de ellos
a veces me pregunto si alguna vez fui realmente un amigo.
Y sin embargo, ¡dicen que tengo un corazón grande!

Hoy camino a mi cita, Me lié a insultos con el taxista que se cree dueño de los caminos
ayer, promovi la baja de dos empleados que ya me tenian harto de su improductividad.
el domingo le cerré, en las narices, las puertas de mi casa a quien deseaba hablarme de religión.
y hace poco terminé una relación de años solo porque ya extrañaba mi soledad.
y sin embargo ¡dicen que tengo el corazón grande!

Esta mañana llegué al consultorio mal encarando a la recepcionista
mire de reojo a quienes impacientemente esperaban su turno, pero yo tenia cita.
diez treinta exclame, ya es hora de mi cita.
después de tres y de ultimo la viejecilla- contestó la recepcionista
¿y esperaré parado? no veo alguna silla
¡maldito el mundo maldita recepcionista!
y sin embargo ¡dicen que tengo el corazón grande!

Al fin entro con el Doctor, mientras yo ya pensaba en la salida
Abrió los resultados con sorpresiva franqueza,
me miró a los ojos y me contó con firmeza.
Señor, usted tiene el corazón Grande.


R. Miguel C. Tapia